martes, 1 de diciembre de 1998

QUE LOS DERECHOS SEAN HUMANOS Y PARA TODOS

QUE LOS DERECHOS SEAN HUMANOS Y PARA TODOS

En el día de hoy se están cumpliendo los 50 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos. En todo el mundo, desde distintos ámbitos y desde distintas perspectivas, se estarán realizando actividades vinculadas a la conmemoración.También, al mismo tiempo, en muchas partes del mundo se estarán violando esos derechos; derechos que hace 50 años estampamos en una Declaración que la humanidad incorporo a su acervo cultural, ético, político y jurídico y que es el primer gran compromiso de los Estados de que ciertos valores serían compartidos, respetados y protegidos a escala global, mucho antes de que la palabra globalización estuviera de moda. Entre las personas a quienes esos derechos les son negados diariamente, habrá muchos que ignoren incluso que los tienen, lo que los hará aún más susceptibles a que se los trate como animales y no como seres humanos. Por esa razón, desde este rincón del planeta, los activistas de derechos humanos que nos juntamos para esta actividad, decimos: día de celebración. Pero de una celebración profunda, que se alce desde lo más profundo de la memoria histórica, por sobre los discursos vacíos y las conmemoraciones “light”, para cumplir con el calendario, abrazando a todos y cada uno con el calor de la esperanza y el compromiso de seguir luchando por un mundo más justo y más humano. POR ESO ES QUE TRABAJAMOS PARA QUE LOS DERECHOS SEAN HUMANOS Y PARA TODOS. Porque los derechos establecidos en la Declaración, no fueron pensados para vivir encerrados en una hoja de papel sino en la vida de todos y todas.PEDIMOS QUE sean humanos por los cientos de millones de personas que tratan de sobrevivir con menos de un dólar diario; por los miles de niños que mueren a diario por desnutrición y enfermedades que podrían evitarse; por los presos de conciencia y quienes son torturados en las cárceles de todo el planeta; por los solicitantes de refugio que los países del Primer Mundo rechazan, expulsan y, a veces, matan; por los que son discriminados por toda distincion, exclusion, restriccion, preferencia u omision basada en motivos de raza, color, sexo, idioma, religion, orientacion o identidad sexual o de cualquier otra indole, opiniones politicas o de cualquier otro tipo, origen nacional o social, posicion economica o caracteres fisicos, por los familiares de los detenidos desaparecidos y la sociedad uruguaya toda, que luego de más de 14 años de instaurados los gobiernos democráticos reclama una verdadera solución para las gravísimas violaciones de los derechos humanos cometidas por las dictaduras del cono sur sobre sus ciudadanos. Nos encontramos en los albores de un nuevo siglo y tenemos el derecho desde nuestra perspectiva de defensores de los derechos humanos, A PREGUNTARNOS si la humanidad deberá esperar otros 50 años para que algunas cosas que se empiezan a insinuar a nivel mundial, sean realidad y compromiso permanente. Nos referimos a la creación de instrumentos internacionales para sancionar a los responsables de violaciones a los derechos humanos y a los avances de una concepción jurídica progresista a nivel internacional que intenta avanzar trabajosamente para conquistar nuevos espacios de compromiso y de observancia del cumplimiento irrestricto de los derechos humanos, arrebatando terreno a la impunidad con la que quisieron gozar vitaliciamente algunos criminales. Si la Declaración Universal fue posible tras el inmenso dolor humano causado por los crímenes del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial, ¿cuanto dolor y cuantos crímenes deberá sufrir la humanidad para que sea una realidad, de que las violaciones de los derechos humanos no queden impunes?. Mientras eso no ocurra, esos seres humanos en sus tragedias, estarán dandole mayor sentido a nuestro compromiso y serán las raíces de una formidable promesa de vida que tendremos que alumbrar con dolor y esperanza. Antes de finalizar queremos decir que precedió esta actividad una pancarta que reza así: “La Justicia es también un derecho humano”. Los últimos acontecimientos con que cerramos este año, han sido de esperanza para que lo que escribimos con nuestras manos en esta pancarta, sea escrito sin dilaciones en las acciones concretas de todos los estados. Amigos, amigas, compañeros, compañeras, ciudadanas y ciudadanos que nos han acompañado en este 10 de diciembre, sumemos a la denuncia y a los reclamos la alegría. Alegría porque este siglo termina con los derechos humanos reconocidos como valores esenciales e ineludibles por la comunidad internacional toda, lo que ha sido un fantástico logro de los pueblos. Alegría porque seguiremos luchando para que esos valores se realicen en la vida de todos nosotros y de todas nosotras. Alegría porque sin lugar a dudas, así sera.