martes, 2 de diciembre de 2008

DIOS LOS CRIA Y ELLOS SE JUNTAN.

Publicado en la web del PVP

El Integrante de la Armada uruguaya y activo articulador de las actividades de la coordinación represiva con la dictadura de la Argentina, el capitán Jorge Troccoli, quiso seguir el ejemplo de su camarada el Coronel Manuel Cordero. Para ello, cuando vio que las posibilidades de ser procesado junto al dictador Gregorio Álvarez y al también marino Juan Carlos Larcebeau, se hacían evidentes decidió poner distancia de la justicia uruguaya y radicarse en Italia.

Por esa razón cuando el Juez Penal Luis Charles lo citó, no se hizo presente. Su abogado, Gastón Chávez, argumento, que se encontraba embarcado.
La fuga de Tróccoli, no había sido intempestiva, sino un acto largamente pensado. Primero, tramitó la nacionalidad italiana. En 1995, Troccoli había viajada a la península en compañía de Julio César Lupinacci, por entonces embajador en aquel país.

Dos años antes, Lupinacci, desde ese destino diplomático había cumplido una tarea que nuevamente lo vinculaba a tareas de encubrimiento de las actuaciones del Plan Cóndor: había enviado desde Italia una supuesta foto de Eugenio Berríos, que probaba que el químico Chileno- asesinado en Uruguay-, estaba en realidad vivo en la ciudad italiana de Milán.
Cabe preguntarse, si por esos servicios, el Presidente Jorge Batlle, lo designó en el año 2000, como representante diplomático del Uruguay, ante el Vaticano.

Pese a que Lupinacci, era uno de los integrantes del equipo de confianza del Ex Canciller Juan Carlos Blanco, y que en ese marco participo en la elaboración del Memorando Secreto que sello la suerte de la Maestra Elena Quinteros en 1976, aun continua impune y gozando de su jubilación como ex diplomático.