miércoles, 8 de diciembre de 2010

EL ADIOS A MARÍA ESTER


Publicado en La República, 05 de diciembre de 2010


Hay seres humanos, como el Sabalero, que sorpresivamente mueren. Hay otros que se empiezan a ir de a poquito. Es cierto que la muerte es un ratito, pero en el caso de Maria Esther, ese instante entre la vida y la muerte, era previsible.

Pero ni la sorpresa en las muertes no esperadas, ni la falta de ella en las previsibles, cambian mucho lo que sentimos ante la muerte. Ese sentimiento a determinada altura de nuestra vida, empieza a ser una larga y dolorosa lista de muertos que poco a poco son tantos que padecemos la sensación inquietante de ir quedándonos solos en el mundo.

Maria Esther, se empezó a ir de a poco, aunque lo disimulo muy bien. Seguramente – y eso es una responsabilidad nuestra -, aun después de haberse ido, seguirá entre nosotros. Y para seguir entre nosotros, contara además del recuerdo que un ser humano de su calidad siempre deja entre los que la conocieron y trataron, con el hecho - no menor -, de haber estado íntimamente ligada a capítulos trascendentales de la historia de nuestro país.

Maria Esther, debió ostentar mucha entereza y dureza para enfrentar uno de los dramas mas terribles que puede sufrir una madre-abuela. Atrás de esa dureza, había un ser portador de un gran amor. Amor que seguramente para ella, fue un alivio, un sedante que la ayudo a enfrentar el horror al encuentro con el fin de sus días, sin saber la verdad sobre el destino de su hija desaparecida.

Al igual que Tota, que Luz , que Violeta y tantas madres de compañeros desaparecidos que poco a poco se fueron yendo, supo ocupar un lugar de lucha del que sus hijos seguramente se sentirían orgullosos. Lo hizo con coraje y entrega sin límites. La construcción de la historia de las luchas de estos tiempos de impunidad, sin lugar a dudas, la tendrá como una de sus protagonistas. Y la tarea aun inconclusa de terminar con la impunidad en nuestro país, será una tarea que en su memoria, le deberemos ofrendar más temprano que tarde.

Fue una mujer fuera de serie. Capaz de interpelar al criminal Gavazzo, en los tiempos en que éste gozaba de impunidad. No descarto ningún recurso ni riesgo a la hora de tratar de recuperar a su nieta Mariana. En sus .últimos días, hasta se llegó a interrogar, si no había hecho lo suficiente para saber el destino de su hija María Emilia.

María Esther, decía que el olvido era el lado oscuro de la memoria. Seguramente desde ese convencimiento su vida fue una larga e inagotable lucha por alumbrar esos lados oscuros que nos deja aun hoy la impunidad en el Uruguay. Hoy que se apago su vida, hagamos nuestra esta exhortación que como buena maestra se ocupo de recordarnos hace pocos meses:"No hay que perder jamás la esperanza y tampoco la decisión de luchar".

¡Hasta siempre María Esther!.

domingo, 5 de diciembre de 2010

María Ester Gatti



Nació el 13 de enero de 1918, en Montevideo, en la calle Guaná 2012.
Cursó sus estudios primarios en la Escuela Pública en el barrio Cordón, donde vivía. Cuando terminó sus años escolares, ingresó en la Universidad de las mujeres y luego al Instituto Magisterial para recibirse de maestra con 17 años, en 1935.
No pudo comenzar a trabajar en la escuela pública, hasta 5 años después, al negarse a firmar una adhesión al régimen del dictador Gabriel Terra.
En 1948 se casó con Ramón Agustín Islas González de cuyo matrimonio nació el 18 de abril de 1953, su única hija Maria Emilia.
Vivió gran parte de su vida en el barrio de Colón.
Su hija Maria Emilia también inicio sus estudios de magisterio y se caso con Jorge Zaffaroni Castilla en 1973.
Perseguidos por la dictadura por su militancia política en la ROE (Resistencia Obrera Estudiantil), el matrimonio Zaffaroni- Islas debe refugiarse en la Argentina, en donde participan de la fundación del PVP.
El 22 de marzo de 1975, nace en Argentina su nieta Mariana,
El 27 de setiembre de 1976, María Emilia, su esposo Jorge Zaffaroni y su nieta Mariana, fueron secuestrados en Argentina por fuerzas militares uruguayas y argentinas.
A partir de ese momento, María Ester, convirtió su dolor en lucha iniciando una batalla, enfrentada al poder dictatorial primero y a la insensibilidad y la complicidad de los gobiernos democráticos que siguieron a la dictadura.
Junto a Luz Ibarburu de Recagno, Violeta Malugani, Maria Elena Antuña de Gatti, Irma Hernandez y Milka Prieto, inician las primeras denuncias colectivas, (entre ellas a la OEA) de los desaparecidos uruguayos en la Argentina, que darán lugar, posteriormente, a la conformación del grupo de Familiares de uruguayos Detenidos Desaparecidos en Argentina.
En 1979 cuando son ubicados los hermanitos Julien, en Valparaíso, Chile, viaja a ese país, ante la posibilidad de que su nieta haya sido llevada con ellos.
Fue una activa propulsora de las denuncias, ante los organismos internacionales y los distintos estrados judiciales nacionales y extranjeros.
Entre las múltiples gestiones y entrevistas que realiza logra interpelar al mayor Gavazzo en dictadura para reclamarle por su nieta, en el mismo domicilio de este.
Encara la búsqueda en Argentina junto con Abuelas de Plaza de Mayo, donde se recogía la información de los presuntos hijos de desaparecidos.
El 24 de julio de 1980, fallece su esposo de un ataque cardiaco..
En 1983 obtiene la primer información respeto a su nieta, al publicarse en Brasil una entrevista a un represor argentino que dice que otro represor se habría apropiado de la niña.
Viaja a Brasil con la madre de Jorge Zaffaroni, donde realiza contactos con organizaciones de derechos humanos y políticos interesados en el tema.
Posteriormente se recibe información de quien es el represor que se habría apropiado de su nieta, Miguel Angel Furcci, miembro de la SIDE argentina, dando origen a la presentación de la denuncia ante la justicia argentina.
Luego de un largo e irregular tránsito por los juzgados argentinos de la denuncia y el pedido a la justicia de medidas cautelares, se da la fuga de los apropiadores con Mariana, al Paraguay.
Posteriormente viaja a Paraguay junto con Milton Romani, siguiendo datos para ubicar a Mariana.
En 1985, presenta junto a un grupo de familiares de desaparecidos, una denuncia penal ante la justicia uruguaya, la que no prospera en virtud de la aprobación por el Parlamento el 22 de diciembre de 1986, de la Ley de caducidad.
Junto a Elisa Dellepiane de Michelini, Matilde Rodríguez de Gutiérrez Ruiz, a partir del 5 de enero de 1987, preside la Comisión Nacional pro-referéndum, movimiento que busco mediante el referéndum, anular la ley de caducidad.
En ese marco que culmino con la realización del referéndum el 16 de abril de 1989, fue una incansable participante de actividades en todo el país y a nivel internacional. Realizo dos giras europeas, una acompañada de Luz Recagno y otra por Sara Méndez.
En 1992 es ubicada nuevamente Mariana, y le es restituida su identidad y son procesados los apropiadores.
El 19 de abril de 2007, integra la Comisión presidida por Mario Benedetti, del Museo de la Memoria.
El 27 de marzo de 2008, fue designada por la Junta Departamental de Montevideo, ciudadana ilustre.
Fue una impulsora del voto rosado, con el fin de lograr la anulación de la ley de caducidad en octubre del 2009. Durante una de sus últimas apariciones públicas, María Ester expresaba: "No hay que perder jamás la esperanza y tampoco la decisión de luchar".
Mantiene hasta los últimos días de su vida una infatigable búsqueda de su hija Maria Emilia y todos los desaparecidos. Fallece el domingo 5 de diciembre de 2010, a los 92 años de edad acompañada de su nieta Mariana en la Residencia San José de la calle Millán donde vivió los últimos años formando parte del proyecto solidario “Ibiray”. Al igual que muchos familiares, muere sin saber la suerte de su hija.
05/12/2010.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

presentacion de Raul Olivera del libro Piedras pequeñas. Historias deviejos obreros comunistas


01 de diciembre de 2010
Buenas noches:

Quiero empezar mi participación en la presentación de este valioso trabajo de Helena y Mariana, haciendo dos agradecimientos. Uno de ellos es obvio y de orden. Expresar el agrado que me produce el que estas jóvenes hayan creído, seguramente más por viejo que por sabio, que podría realizar un aporte en esta presentación en sociedad de Piedras pequeñas, Historia de viejos obreros comunistas. Espero no defraudarlas El otro agradecimiento y mas importante para mi, es también para Helena y Mariana y es por haber realizado este libro.



Centrare mi intervención, en esos aspectos, que se ubican en torno al hecho de que dos jóvenes sientan la necesidad de hurgar en lo que algunos han denominado historias mínimas y que ellas con más acierto denominan piedras pequeñas. Su merito es también, en que no se trata de una búsqueda, una curiosidad puramente académica. Creo, sin ninguna duda, que es una búsqueda hecha desde el alma, que es una forma poética de decir, que es un búsqueda desde las necesidades de la acción y los desafíos del hoy.



Escribir un libro de este tipo, es un arte y una batalla. Un arte en cuanto creación y una batalla en cuanto busca derrotar al mismo tiempo a dos adversarios muy fuertes. Por un lado la desvalorización de la cultura obrera como condimento y fundamento de la cultura de la izquierda uruguaya; y por otro hacer un aporte que ayude a recuperar el arte de leer sobre nuestra historia a partir de los testimonios de sus protagonistas. Si como dicen, que leer es un ritual íntimo, en la que el libro es una suerte de espejo en el que solo podremos hallar en él lo que de alguna manera ya llevamos dentro, creo que quienes lo lean, tendrán la posibilidad de poblar sus mentes y sus almas del aire fresco indispensable para seguir soñando con una sociedad justa y solidaria. Esperemos que en estos tiempos cargados de desafíos y de confusión, sean muchas las almas y las ideas que se pueblen de esperanza al mirarse en este espejo.



Hugo Cores solía usar el libro Alicia en el país de las maravillas, para ejemplificar uno de los desafíos permanentes que tienen los militantes de izquierda. Decía que en el país de las maravillas, se le entregaba a sus visitantes un espejo, para que se miraran y no se olvidaran de quienes eran. Este libro, es una suerte de espejo, apostemos a que muchos se miren en él…y si fuera posible, que florezcan cientos de estos espejos, para que nadie se olvide de donde venimos, quienes somos y a donde debemos, empecinadamente, ir.



Mediante el recurso de entrevistar, de hacer hablar a los protagonistas de este libro, las autoras intentan encontrar las claves de los secretos del tiempo y de la vida de viejos luchadores comunistas. Veteranos bolcheviques cuyas vidas había mezclado sus días y sus noches con un periodo crucial de la historia de nuestro país.



Muchos pueden pensar, y razón tienen para ello, que el momento mas importante para la izquierda en nuestro país, es éste que vivimos ahora, a partir de haber alcanzado el gobierno, de tener la oportunidad de empezar a hacer realidad el proyecto de sociedad soñado. Para los comunistas, la sociedad sin explotados ni explotadores, o para decirlo más poéticamente la sociedad del pan y de las rosas.



Muchos pueden creer y también les sobran razones para ello, que el periodo más importante de la izquierda, es el de la forja. Los momentos en que se construyeron las bases de una cultura de la izquierda sobre la que se crearon los cimientos sobre la que se asienta y se pueden explicar los avances del hoy. Y porque no, también algunas de las dificultades del ahora.



En nuestro país, existió una cultura obrera, una cultura de izquierda que se fue construyendo trabajosamente, desde los sindicatos, las sociedades de resistencia, con los aportes de las ideas y las experiencias de vida que nos trajeron los inmigrantes europeos. Y dentro de esa cultura general, distintas corrientes y organizaciones políticas, supieron particularizarse, identificarse, dentro de esa cultura. Existió, entonces, una cultura comunista, una cultura libertaria, una cultura socialista.



Cuando uso el término cultura, quiero referirme al conjunto de valores, ideas, una concepción del mundo que se trasmite de generación en generación. En realidad, habida cuenta que esa cultura no era la dominante en la sociedad, deberíamos hablar de una suerte de contra-cultura. Hablar, escribir, hurgar en los secretos del tiempo y de la vida de los viejos militantes, ya sean comunistas, anarquistas o socialistas, es recorrer la urdimbre de esa cultura. No se trata de una urdimbre que se confunde con la trama. Es gruesa, se palpa y se ve a simple vista, en el libro.



Un libro de este tipo, creo que puede ser leído desde dos miradas diferentes, pero complementarias.

Un de ellas es conducida por las respuestas que los protagonistas van dando a las autoras. La otra lectura debe ser mas sutil. Debe ir descubriendo claves que son una suerte de telón de fondo de los relatos en los que se va dando cuenta de la vida de los protagonistas. Lo que se relata, lo que muchas veces muy trabajosamente se extrae del fondo de los recuerdos, no es la vida militante pura, separada, amputada de los aspectos de la vida cotidiana de hombres y mujeres, que sufren, aman, sienten alegrías y dolores frente a los hechos mas simples de la vida.



Ni los que preguntan, ni los que responden intentan construir o representar héroes, seres extraordinarios, fuera de serie. ¿Qué es lo que impide esa amputación, esa separación entre las conductas específicamente militantes y el transcurrir de la vida diaria de mujeres y hombres que tienen una familia, que deben parar la olla, que traen hijos al mundo ? Una visión del mundo que pretendía ser incluyente de todos los aspectos de la vida: eso es la cultura de las organizaciones políticas que hunden sus orígenes en la historia.



Un último aspecto que no quería omitir, los entrevistados en tanto trabajadores contaron a partir de su condición de tales, con algunas ventajas y también dificultades para construir y mantener “su” cultura. Paradójicamente dentro de las ventajas estaban las formas en que se desarrolló la producción capitalista durante muchísimos años en nuestro país, que permitió la existencia de “lugares comunes”, en el que trascurría más de la tercera parte de la vida de los hombres y las mujeres que vivían del esfuerzo de su trabajo: la fábrica, el taller, etc.




Instalar allí en ese mundo cargado y agobiado con las lógicas del mundo capitalista, una cultura de solidaridad, hermandad y fraternidad no fue una tarea fácil. Pero era una escuela, a la que con otros fines, los “alumnos” concurrían durante gran parte de su vida y donde la labor tesonera de militantes obreros avanzados realizaba su labor de difusores y propagandistas. Fue necesaria e imprescindible una persistente y prolongada acción de los portadores de la cultura “obrera”, para contrarrestar el individualismo, la competencia y la insolidaridad que imperaba dentro y fuera de los lugares de trabajo.



La constitución de los sindicatos para defender los problemas del llamado mundo de trabajo - en primera instancia muy ligados al ámbito de una fabrica -, fue la primera materialización de una batalla ganada por la “cultura obrera”. La construcción de las Federaciones de sindicatos y de la unidad de ellas en una Central o Convención, han sido pasos de gigante en el desarrollo de la cultura de los trabajadores.Que esos avances han tenido sus efectos en otros niveles de la actividad social y política de los hombres y mujeres de nuestro país, es algo que esta fuera de discusión. Es impensable en nuestro país la construcción de la unidad política de la izquierda, sin ver y comprender en su justa dimensión, la unidad sindical que le precedió.

El superar el economicismo, el corporativismo y entender la importancia de levantar un Programa global para la sociedad desde las herramientas del movimiento sindical, es un paso gigante que dieron los trabajadores en nuestro país. Y es por esa razón que la fortaleza de una fuerza sindical, debe ser medida en función de la relación dialéctica entre la perentoria satisfacción de las reivindicaciones más inmediatas y los niveles de conciencia alcanzados por el instrumento sindical y los trabajadores en tanto ciudadanos, actores políticos en los procesos de cambio.



Sin embargo, la proyección política de los trabajadores y sus instrumentos de lucha - los sindicatos -, en cuanto actor político, hacen necesaria la existencia de un componente continuamente amenazado de tentaciones: la independencia de clase.

Ni el seguidismo a las políticas oficiales, ni desentenderse de los desafíos globales de la sociedad, son elementos que contribuyan al mayor desafío de nuestra sociedad: la profundización de la democracia.



Es en el escenario de más democracia, donde los trabajadores tienen mayores posibilidades de conquistar un mundo mejor, más justo, más solidario y con justicia social. Por esa razón el trabajar denodadamente para ser portadores de una cultura democrática y con ella actuar a nivel de la sociedad, es una práctica arraigada en la mayoría de las organizaciones sociales uruguayas.



Enmarcado en esa concepción, es explicable la lucha contra el autoritarismo militar, los cientos de vidas entregadas, la resistencia a la dictadura y la actual lucha contra la impunidad que hoy esta articulada con el reclamo de que el parlamento termine de una buena vez con la ley de caducidad.

Terminar efectivamente con la impunidad, es el mejor y merecido homenaje que le podemos hacer a la labor sacrificada de miles de militantes clandestinos que fueron engrosando, en un número considerable, las listas de asesinados, torturados, desaparecidos, prisioneros, exiliados.

Muchas gracias