jueves, 28 de junio de 2012

DD.HH. PERRINI Y MECHOSO

DD.HH.- PERRINI Y MECHOSO
Las dilatorias en el caso Perrini
Publicado en Trabajo& Utopia Junio 2012

Qué pena, Que sea así todo siempre, siempre de la misma manera.
León Felipe (1884-1968), Antología rota

Nuevas estrategias orquestadas desde distintos niveles del poder del Estado, intentan estirar en el tiempo nuevos procesamientos de militares por violaciones a los derechos humanos cometidas en la pasada dictadura. No alcanzó que el derecho a la justicia, por más de tres lustros y medio le fuera negado a las víctimas, existen claras intenciones de estirar ese tiempo. Los anuncios temerarios que desde el sistema político se hicieron en un pasado muy reciente, de que ningún militar iría preso, estaba una vez más cuestionado por nuevos procesamientos que alcanzaban, esta veza también a un General hasta hace muy poco en actividad. Las contundentes pruebas acumuladas contra Pedro Barneix, que lo sindican como uno de los principales implicados en el asesinato en el cuartel de Colonia de Aldo Perrini, amenazan una vez más derribar muros de la impunidad, que ponen en situaciones incómodas a quienes pensaron que siempre tendrían la facultad de administrar ese derecho esencial de una .verdadera democracia. Es cierto que no es la primera vez, y seguramente tampoco será la última. Cuando se esperaba que luego de su comparecencia al juzgado de la Dra. Mariana Mota, el general Barneix y los coroneles José Puigvert, José Baudean y Washington Perdomo, fueran procesados por la muerte en la sala de interrogatorios de Perrini, una chicana para dilatar dicho procesamiento y una indebida intromisión de la Suprema Corte de Justicia, parecieron darle ganada una batalla a la impunidad. Al igual que lo hizo Cordero, cuando era indagado por apología al delito, Barneix se refugió en el Hospital Militar, en espera que otros operadores de la impunidad tuvieran los tiempos políticos necesarios para articular estrategias que acudieran a auxiliarlo. Quienes empecinadamente hemos luchado durante tantos años por que se hiciera justicia, sabíamos cuales eran las reglas de juego de una batalla que debe enfrentar al poder del Estado. Apelaciones, recursos varios, presiones indebidas, complicidades varias, omisiones, etc. Siempre existieron intentos de sustracción a la acción de la justicia. Algunos de iniciativa propia de los acusados, otras de un sistema político empeñado en mantener la impunidad. Sin embargo, es difícil entender cómo puede invocarse un recurso contra una resolución que aún no se había dictado. Menos aún que un órgano de la más alta jerarquía del Poder Judicial, intervenga a destiempo, indebidamente y de esa manera se materialice un accionar que en última instancia obstaculice la acción de la justicia. Habrá que seguir estando atentos, para que no se consume una nueva denegación de justicia, y si ello se materializara, seguramente acudir a los organismos internacionales a denunciar esa situación.
LA IDENTIFICACIÓN DE LOS RESTOS DE ALBERTO MECHOSO EN LA ARGENTINA.

Ésta es mi copla, la copla de mi carne, la copla de mi cuerpo. Mas si mis ojos están sucios los vuestros están ciegos.
León Felipe (1884-1968), Del Poeta maldito.

El 14 de octubre de 1976, un integrante de la Prefectura Naval Argentina, observó que unas personas desde un camión, arrojaban bultos a las aguas del canal de San Fernando, en la Provincia de Buenos Aires, y lo denuncia a sus superiores. Al otro día, la Prefectura realiza el rescate de los bultos arrojados la noche anterior. Resultó que se trataba de ocho tambores de 200 litros, cada uno conteniendo un cadáver mezclado con cemento y arena. En total fueron hallados seis cuerpos de sexo masculino y dos de sexo femenino. Todos con uno o dos disparos de arma de fuego en el cráneo. Como era frecuente en esa época, el Estado terrorista asesinaba un día y al otro la burocracia de ese mismo Estado, actuaba cumpliendo las rutinas propias de situaciones normales. Se formó un expediente en el que se registraron los hechos, se tomaron huellas dactilares, se realizaron algunos trámites rutinarios y se sepultaron los cuerpos como “N.N.” en el cementerio de San Fernando. Trece años después, en 1989, ya en democracia, se exhumaron esos restos por parte del Equipo de Antropología Forense Argen¬tino, con el objetivo de lograr su identificación. A partir de que se tenía la fecha cierta del momento en que se habían recuperado los cuerpos del canal de San Fernando, se trabajó sobre la hipótesis de que podrían ser víctimas pro¬cedentes de Automotoras Orletti. A partir de esa hipótesis acertada – todos los cuerpos que posteriormente fueron identificados, habrían pasado por Orletti -,se entrevistó a uno de los sobrevivientes argentinos de dicho centro clandestino. A partir del listado de gente que convivió con el sobreviviente (José Luís Bertazzo) y su cotejo datiloscópico con las huellas de los cuerpos hallados en el canal de San Fer¬nando se logra identificar a cinco de los ocho cuerpos hallados en octubre de 1976. Entre ellos, el de Marcelo Ariel Gelman.1 Sin embargo, pese a las decenas de uruguayos desaparecidos que pasaron por automotores Orletti, recién 23 años después se trabaja sobre esa posibilidad y se llega a la identificación de los restos de Alberto Mechoso. Días pasados, una noticia originada en Argentina daba cuenta que nuevos tachos habían sido hallados en el canal de San Fernando, en los cuales se encontraron restos humanos. Los cuerpos estaban cubiertos con cal y sellados con cemento. Los mismos estarían siendo analizados por el equipo de antropología forense de la provincia de Buenos Aires. El lugar donde se produjo el nuevo hallazgo, es de difícil acceso y, según se indica en la prensa, podría haber otros cinco tachos más que serian investigados en las próximas horas. Este nuevo hallazgo, que al parecer datan de la misma fecha de los que recientemente se logró sa¬ber eran los de Alberto Mechoso, deberá incorporar sin dilaciones el dato importante que entre ju¬lio y octubre de 1976, desapare¬cieron en Argentina más de tres decenas de compatriotas.  NOTAS 1 Además a Ricardo Alberto Gaya secuestrado el 30 de julio de 1976, por personal dependiente del Ejército Argentino. Del acta de defunción con fecha 20 de octubre de 1976, surge que el día 9 de octubre de 1976 falleció por destrucción de masa encefálica - herida de arma de fuego. A Gustavo Gaya y Ana María Pérez Sanchez, secuestrados el 14 de septiembre de 1976.