miércoles, 3 de mayo de 2006

PARA QUEDAR BIEN, CON DIOS Y CON EL DIABLO.

En Argentina monseñor Miguel Hesayne, había dicho que al genocida Rafael Videla ni Dios podía perdonarle sus crímenes. Y que él en lo personal impediría la entrada del dictador a los templos de su diócesis y le negaría la administración de los sacramentos.
Tiempo después en la ciudad de Bariloche que integraba la Diócesis de monseñor Hesayne, cierta vez coincidieron en una ceremonia religiosa, los dos personajes de esta historia: Videla en sus acostumbradas concurrencia a misa y Hesayne oficiando la misma e ignorando la presencia del otro.
Cuando llegó el momento de la comunión y los feligreses – Videla entre ellos-, avanzaban hacía el altar se apagaron las luces del templo y en la penumbra de las velas se distribuyo la comunión a todos los presentes, sin excepción. Una vez culminado el ritual y cuando los fieles habían retornado a sus lugares, volvió la luz.
Sobre ese apagón que permitió que en la oscuridad Videla recibiera la Euscaristía de quien no quería dársela, pueden hacerse las más variadas especulaciones. La más disparatada, es la que saco el propio Videla de que “...por encima de la voluntad de monseñor Hesayne había otra voluntad que no deseaba privarme de mi encuentro con Él en la Eucaristía”.
Otra poco creíble también es que quién había tenido la valentía de arrogar luz pública sobre los crímenes de Videla, hubiera usado el artificio de una oscuridad provocada para disimular el no cumplimiento de su prédica.
La más creíble y probable, es que alguien, sin el consentimiento de Hesayne, urdió el ardid del apagón.
En política hay muchos dispuestos a bajar las llaves de la luz, ante situaciones similares. Y también los hay, dispuestos a volver a prender la llave, aun a riesgo que la vuelta de la luz, nos haga ver lo que no se quiere ver.
Una columna de estos últimos días del periodista Carlos Peláez (Semanario 7 Días / Maldonado) titulado “RICARDO ALCORTA Y EL CAMBALACHE”, es seguramente el mejor ejemplo de los mencionados dispuestos a que nada ocurra en la oscuridad del no saber. Si Peláez hubiera estado en la historia del comienzo de este artículo, en la iglesia de Bariloche, seguramente habría restablecido la luz en el mismo momento en que monseñor Hesayne iba a proceder a dar la Ostia a Videla.
Pero el periodista fernandino, no estuvo en Bariloche. Vive en Uruguay y desde su profesión y condición de hombre de izquierda trata de evitar los “apagones” de nuestra vida política cotidiana.
La columna de Peláez denuncia que el Plenario Departamental del Frente Amplio de Maldonado habilitará como uno de los postulantes de la izquierda a Intendente Municipal del departamento a Ricardo Alcorta, un “ex funcionario de la dictadura militar, que no se arrepiente de su pasado”, “ex jerarca de uno de los gobiernos más corruptos de la historia departamental”.
Al igual que Peláez, muchos frenteamplistas, no quieren darle los “sacramentos” ni permitirle la entrada a los “templos” de la izquierda a Ricardo Alcorta. También hay, los que apagan la luz.
Por estos días el diputado del Partido Socialista Guillermo Chifflet, escribió en un semanario otra columna, algo más abstracta titulada “EL CAMINO NUEVO SE AFIRMA EN LA CONDUCTA”. Allí, Chifflet con sencillez y contundencia nos brinda elementos de la historia de la izquierda uruguaya que enmarcan una acción que se sintetiza “en la prédica por dos objetivos esenciales: la lucha por una sociedad libre, igualitaria, sin explotados ni explotadores, y, paralelamente, la lucha por el hombre nuevo”.
Es a la luz de esos elementos, que hechos como los que ocurren en Maldonado, que son muchos los frenteamplistas que están asombrados...y si salen de ese asombro, por supuesto que se indignan y tiran la bronca. No siempre es compartible la forma que adquiere ese tirar la bronca.
Nadie puede discutir que el 31 de octubre se inició un proceso que, como lo dice Chifflet, “debemos gestar e ir puliendo - en lo personal y en lo colectivo - con modestia y con dignidad permanentes”. De eso se trata.

Raúl Olivera.
Integrante del Partido por la Victoria del Pueblo.

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