sábado, 2 de octubre de 2010

Carta al Director del diario La República

Sr. Director del diario La Republica
Dr. Federico Fasano Martens

El sábado 18 de septiembre en el diario que usted dirige, se publicó un artículo, que fue anunciado en primera plana, referido a una parte del testimonio, dado por la señora Ana Quadros, ante el Tribunal Federal Nº 1 de Argentina en la causa Automotoras Orletti. No se dice en el mismo artículo, de dónde se recogió esa información, lo que puede dar a suponer que son declaraciones formuladas por Quadros para esa publicación. Esto puede catalogarse como un error periodístico subsanable.
Pero lo que motiva esta nota, es la forma en que La República, presentó ese aspecto del testimonio, en tapa de diario, mediante un titular que considero que se aparta de aspectos éticos elementales, para referirse a un tema tan delicado como es el de una violación.
Somos conscientes que revelar hechos tan traumáticos, cuesta mucho a quienes lo han sufrido. No sólo porque una violación es un acto de sometimiento aberrante, y eso se vive como una humillación muy difícil de asumir, sino, también, porque puede ser motivo de un tratamiento periodístico donde se revictimisa a quien ha sufrido el daño. No escapará a usted que un testimonio de denuncia judicial constituye una pieza de reconstrucción de determinados hechos vividos, por lo tanto, quien lo realiza, cuando se trata de una víctima directa de los mismos, ese hecho vuelve a vivirse, seguramente con similar intensidad que cuando se produjo. De ahí que un tratamiento inadecuado, como al que nos referimos, más que ayudar a una labor de defensa de los derechos de la víctima termina agravando el daño sufrido.
Quienes conocemos a Ana, sabemos el esfuerzo y la entereza de la que tuvo que valerse para denunciar este hecho ante un Tribunal, en un juicio oral y público, diciendo, en el mismo “que puede hacerlo recién 20 años después”. Sólo la convicción que hechos tan graves como estos deben castigarse motivan la exposición, en un esfuerzo para escapar de la situación de victima que el silencio le impone.
El titular en tapa, incluyendo la foto de Ana Quadros, datos familiares, de su condición de hija de un ex embajador, no guardan el elemental reparo que hasta en las crónicas rojas se tiene, con las víctimas de tales delitos. En este caso se invierten los términos. Aquí se expone a la víctima y se desplaza al victimario.
Estas conducta cometidas al amparo del Terrorismo de Estado, en este caso, por el Mayor Manuel Cordero, no son excepcionales. Tanto hombres como mujeres, han sido objetos de diversas formas de abusos sexuales por parte de las fuerzas represivas, militares y policiales. Nos preguntamos entonces: Cómo se contribuye a crear las condiciones para que esos hechos aún in abordados, puedan ser incorporados de manera tal que ayuden a sanear el cuerpo social, sin temor a un trato inadecuado a quienes sufrieron tales daños.

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