domingo, 10 de julio de 2011

DERECHOS HUMANOS: PONERNOS A TIRO.

DERECHOS HUMANOS: PONERNOS A TIRO.
Publicado en boletin sindical del SUTMA
La elaboración de un pensamiento con relación a la importancia de la lucha por los derechos humanos, se está desarrollando en nuestra sociedad con cierto retraso, con relación a la velocidad con que se producen los hechos políticos y los hechos sociales vinculados a esta temática esencial.
En estos últimos tiempos advertimos que este desafió - que pasa también por una verdadera batalla por la opinión pública en torno a la importancia de terminar con la impunidad -, la formación de opiniones, ha seguido un ritmo poco propicio para permitir avances en la toma de conciencia, no solo de los derechos que se tiene en el papel, sino de la necesidad de luchar para hacerlos realidad. La predica que prevalece en los medios masivos de comunicación, salvo contadas excepciones, adolece de los defectos que suele imprimirle el estilo televisivo. El flash, la anécdota, que no tiene continuidad ni coherencia, suelen opacar el verdadero problema que debe resolver la sociedad uruguaya. De esa manera, se le oculta a la ciudadanía aquellos elementos que deberían contribuir para pensar los desafíos de la lucha diaria para obligar al Estado omiso a la observancia de una autentica cultura de los derechos humanos.
La defensa de los derechos humanos en ese escenario nos obliga a un doble esfuerzo. Por un lado transformar la información que recibimos en una línea de trabajo y por otro construir una serie de parámetros teóricos a partir de los cuales poder medir y evaluar cada una de las conductas del Estado en el cumplimiento de sus obligaciones.
Restablecer un verdadero debate en torno a este tema, sin duda contara con las ventajas que implica el hecho de ser como trabajadores organizados, portadores de una tradición muy larga del movimiento sindical organizado.
El papel que cumple esta publicación de los trabajadores de la pesca y las decenas de periódicos con propuestas políticas, con análisis de la situación y con un esfuerzo denodado de mantener una contracultura obrera, en todo el movimiento sindical uruguayo, será en los tiempos que se avecinan un elemento insustituible.
El desenlace de esta lucha para terminar con una cultura de impunidad, dependerán de lo que las organizaciones de la sociedad civil, en primer lugar, sean capaces de poner en la agenda política de los gobiernos, a través de sus debates y, sobre todo, de sus luchas.
La capacidad de salir a la calle en el momento adecuado, de llamar la atención de la opinión pública de nuestras demandas de verdad y justicia, e implicarlos en ella, son un factor fundamental. Debemos tener presente que en la acción del gobierno operan distintos niveles de intereses. y muchas veces desde ellos se actúa como meros administradores de los derechos humanos subordinándolos a esos intereses.
La existencia de la impunidad en el Uruguay ha privado a la ciudadanía de determinados derechos y de lo que se trata al pretender terminar con ella, es de recomponer la capacidad de que determinados valores éticos, jurídicos y políticos sigan formando parte de nuestra sociedad, de nuestra comunidad. Y por eso las reivindicaciones de verdad y justicia tienen una urgencia e importancia muy grande.
¿ Tiene esto algo que ver con las reivindicaciones mas inmediatas de los trabajadores? ¿Tiene algo que ver con la recuperación salarial, con todo lo que hace a la redistribución de la riqueza?
Cuando hay gente que en nuestro país está haciendo grandes fortunas y paga pocos impuestos, hay impunidad.
Otro elemento que es parte de esa batalla por la opinión publica, es una suerte modificación de la historia, en la que se insiste constantemente en que nuestro país. Se intenta instalar de que en el Uruguay existió una guerra donde participaron, supuestamente, dos bandos: la guerrilla y las fuerzas armadas.
Esa visión ignora que todas las formas de violencia estatal, fueron orientadas primeramente contra el movimiento sindical. Las medidas de seguridad estuvieron expresamente orientadas contra la acción y la agitación sindical que intentaba impedir al gobierno imponer políticas economías antipopulares. El movimiento sindical, durante varios años, fue el objeto privilegiado de las acciones gubernamentales más violatorias de la tradición democrática del Uruguay.
La irrupción de la guerrilla, es un fenómeno que se origina en el marco de una movilización popular muy amplia y muy combativa, en la que la acción del gobierno busco neutralizar poniendo bajo la jurisdicción de la justicia penal militar a miles de trabajadores del sector público por realizar huelgas y aquellos trabajadores que ejercían el derecho de huelga eran siendo sometidos a la justicia penal militar y por consiguiente al no concurrir a trabajar, se transformaban en desertores y por lo tanto pasible de las sanciones que el código militar. Eso ocurría antes de que cobrara auge las experiencias guerrilleras. Los que hicieron las huelgas y llevaron adelante arriesgadas acciones en la clandestinidad, los que contra la voluntad de la dictadura y en plena dictadura lograron una reafiliación sindical altísima, esos fueron los trabajadores. La batalla por la memoria, que también es tener claro la historia, no la estaremos dando bien si no saldamos en el campo popular, este aspecto. A esa batalla por la memoria tenemos que darle un impulso para saber en qué condiciones fueron desaparecidos y masacrados nuestros compañeros, que una enorme cantidad de ellos eran integrantes del movimiento obrero.
Eso también forma parte del sostén ético que contribuirá a lograr acumular la fuerza suficiente para acompañar y dinamizar el proceso de avance en materia de derechos humanos que implica la eliminación de la ley de caducidad y sus consecuencias.
Hoy, luego del proceso que culmino con la no aprobación de la ley interpretativa el pasado 19 de mayo, debemos tener claro que este proceso tiene enemigos que apuestan a que no se profundice ese proceso en el sentido popular y democrático que nosotros queremos.
Para todo eso precisamos fuerza, que puede pasar por debates, por manifestaciones, por movilizaciones de toda índole. Pero esa fuerza no nace de hoy. Tiene también unas raíces que se hunden en nuestra historia.

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