domingo, 16 de febrero de 2014

UN ABRAZO EQUIVOCADO.

Los locales políticos, suelen ser lugares inhóspitos. Solo les falta poner en la entrada, “aquí se viene a sufrir”. La política últimamente es así, suele ser también algo inhóspita y seguramente para que nadie se llame a engaño, las instalaciones físicas, le hacen juego, no desentonan. Hasta los compañeros que los atienden, suelen con el correr del tiempo, en muchos casos, sufrir su influencia. Hugo que era consciente de eso, trató alguna vez de mitigarlo. Seguramente la incorporación de Lucia, –de veinte y pocos frescos años- para esa tarea, cuando el PVP funcionaba en el local de la esquina de Mercedes y Tacuarembó, tuvo esa sana intención. Muy joven, demasiado entonces, para sufrir los avatares de los vientos políticos, en una época muy complicada y difícil para el Partido. No recuerdo cuanto duró, y su desaparición al frente de esa tarea estuvo motivada por su decisión de irse a vivir a la Argentina. Estoy convencido, que el tiempo en que estuvo realizando esa tarea, no influyo en su frescura. Todo este preámbulo, para contarles y compartir algo que me sucedió, a mi que festejaba mis 70 años, y a Lucía que me mando desde la Argentina, un mensaje de ¡Feliz cumpleaños! Acompañado de un abrazo enorme, pero digamos que cibernético!! La internet y determinados programas, ayudan a que no nos olvidemos de los cumpleaños de los llamados “amigos del facebook”. De ahí que de esos “amigos” de los que de muchos poco sabemos, ese día recibimos sus saludos. Aún con esas características que tienen esos ”amigos del facebook”, consideré que se merecían todos una respuesta, que en parte era medio estándar y en muchos casos hacía el esfuerzo de personalizarla con algún agregado, para que no lo fuera. Fue así que al saludo de Lucia le respondí de esta manera: Gracias chiquita por acordarse – cosa que la modernidad muchas veces se ocupa – y por tomarse el trabajo de mandar un saludo ¿desde el otro lado, no?. Hace 70 años la partera Doña Celestina - esa especia casi extinguida-,les anunció a Celiar y Doña Ángela que tenían un nuevo hijo varón. Por esos años de 1944 en que se terminaba la guerra mundial, el barrio de la Teja – más precisamente en la calle Laureles, era el lugar donde eso ocurrió. Ni mi padre, que falleció en el año 1976, cuando yo estaba preso de la dictadura, ni mi madre que falleció el pasado mes de octubre, estarán para este aniversario. En esas dos oportunidades la muerte nos derroto, pero no nos venció, pues estaré acompañado de mis dos hijos y de mis 2 nietos… y contare con este saludo que me envías. SALUD!!! Y del otro lado del Plata, recibí esta respuesta de Lucia. “Pero que linda historia!! Del otro lado si, y confieso que la modernidad suele comunicarme eventos de tamaña grandeza. Sabe que hoy, yendo a esperar a mi madre a Buquebús, entro y veo un señor, que le juro que era usted. Parado, solo, en el medio de la terminal, escribiendo con un celular. Cuanto más me acercaba, más confirmaba que era. Así que fui, alegremente lo abracé, lo salude, "pero feliz cumpleaños, que alegría encontrarlo por acá...•, etc., etc. La cara de desconcierto del hombre fue casi tan cómica como la mía cuando lo miro a los ojos y no era usted (pero, era casi como un clon) fue algo maravilloso. Y entre disculpas, y explicaciones, me fui riendo sola, feliz de confirmar que, la magia existe, porque, aunque haya sido producto de una confusión, hoy lo abrace bien fuerte! Salúd por eso!!”. Por supuesto que me imagine, esa escena en la terminal del Buquebus de Buenos Aires, y sentí ese abrazo equivocado o con mala puntería. Por eso, esta respuesta que le envié. “Tengo que buscar a ese tipo, no puede ser que se me haya quedado con tu abrazo !Pero si lo encuentro, qué le voy a reclamar, que me de tu abrazo? No, lo tendré que felicitar. Los abrazos, aun equivocados son maravillosos”. Raúl Olivera 12/02/2014

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