domingo, 1 de agosto de 2004

LA RECUPERACION DE LA MEMORIA HISTORICA

LA RECUPERACION DE LA MEMORIA HISTORICA

En estos últimos años, se ha instalado el reclamo de la recuperación de lo que se ha dado en llamar la “Mémona Histórica”. En los países del cono sur, esa

memoria se refiere a los pasados procesos dictatoriales y a la represión materializada por la llamada Operación Cóndor que ellos llevaron a cabo.

Esta recuperación está muy lejos de ser una reivindicación nostálgica. Tampoco es una reivindicación privada de los familiares de las víctimas ni de los protagonistas de ese periodo histórico.

Frente a visiones que ubican a esos hechos en la categoría de lo que se debe olvidar, esta recuperación apunta a darle actualidad derrotando una visión de la historia de que esos hechos nada tienen que ver con nuestro presente.

La recuperación de la memoria, es una batalla que presenta varios frentes de combate. Implica enfrentar una visión que desde el poder, iguala a las victimas de ambos bandos, que no profundiza en las causas de un conflicto ( no una guerra) entre dos proyectos políticos; que sobrevuela impunemente sobre la situación política nacional e internacional existente en ese período histórico. Solo dando por perdidas las batallas en esos frentes, puede admitirse una igualdad en los principios y valores defendidos por unos y otros.

Recuperar la memoria implica arrojar luz sobre la oscuridad. Explicar, no confundir, todavía más, a sociedades pos dictatoriales que abandonan trabajosa y complicadamente el pasado autoritario.

Hay una batalla cultural. En ella, es importante apoyar y promover los estudios rigurosos, denunciar aquellos oportunistas que bajo un supuesto acercamiento científico, nos ofrecen productos que conducen a un trata miento de la problemática de la Memoria Histórica, como algo alejado de la realidad social actual.

DESDE DIFERENTES ÁNGULOS

Un acercamiento a la memoria histórica, hace necesario que la abordemos desde algunos de sus ángulos insoslayables.

El ángulo humano, implica la reafirmación de que son los seres humanos los que construyen la historia y éstos a su vez son afectados por la misma. Cuando hablamos de la dictadura estamos refiriéndonos a personas que fueron asesinadas, perseguidas, encarceladas, humilladas, desaparecidas.

Disfrutamos de un régimen de libertades democráticas desde hace casi 30 años. Sin embargo, los asesinados, perseguidos, encarcelados, humillados, desaparecidos, no han sido atendidos cabalmente.

Han continuado siendo victimas. Sobre la represión, se aplicó el silencio y la falta de reconocimiento. De alguna forma el silencio y el no reconocimiento son más dolorosos que la represión, puesto que ésta es una política natural del despotismo, mientras que el silencio no debería ser el de una verdadera democracia.

El homenaje, la localización y recuperación de los restos de personas desaparecidas, la verdad sobre los asesinatos, la explicación de la verdad a los familiares, la atención psicológica, el reconocimiento social e institucional y la justicia reparadora, son tareas que forman parte de la Recuperación de la Memoria Histórica.

¿Cómo puede una sociedad defender la libertad y la democracia si a los que la hicieron posible en otro tiempo se les castiga con la amargura del silencio y con la vergüenza? La recuperación de la dignidad de todas estas víctimas es también la recuperación dee nuestra dignidad como pueblo.

Un abordamiento desde eli ángulo cultural se centra en la investigación histórica y científica, como instrumentos interrelacionados con los demás componentes de la memoria histórica.

El derecho a saber la verdad tanto por las familias como por la sociedad, no puede satisfacerse sin el conocimiento riguroso de los hechos. La labor de los historiadores, archiveros, documentalistas, arqueólogos, antropólogos, sociólogos, etc. se transforma en herramienta fundamental para construir y conocer la verdad. En otro nivel se ubican los medios de divulgación: los libros y publicaciones, los documentales, las exposiciones, los seminarios, charlas y debates. Y, finalmente, la creación artística: la novela, la película, la obra de teatro, la poesía, la pintura, la escultura, etc.

La articulación de los dos aspectos reseñados, el aspecto humano y el cultural, debe incorporar un tercer aspecto, el político.

El problema de la recuperación de la memoria histórica es profundamente político, pues está referida a persecuciones políticas, a asesinatos políticos, a desaparición de militantes políticos, de torturados por motivaciones políticas, etc, etc.

Esa complejidad se ha manifestado en diversos aspectos. Por un lado en su implicancia institucional. Sin un compromiso institucional con la recuperación de la memoria histórica es poco lo que se puede avanzar en ella, sin legislar sobre ello y a partir de ello librar los recursos necesarios para acometer la tarea, es poco lo que se puede hacer. La inclusión en los libros de texto de lo que supuso la lucha contra la dictadura en nuestro país y arbitrar medidas de reconocimiento institucional y justicia reparadora debe hacerse desde las instituciones. La deslegitimación de la acción terrorista de la dictadura sólo será realizada cabalmente cuando se materialice en una legislación adecuada.

Por otro lado, está su implicancia jurídica que impone referirse a los «Derechos Humanos» y «Lucha contra la Impunidad». Es a los tribunales de la justicia a los que les corresponde investigar los asesinatos, las torturas, las desapariciones, usando para ello la legislación y convenios internacionales que el Estado uruguayo ha asumido como suyos.

En la medida que la dictadura puso fin a un régimen democrático de libertades y derechos, sus víctimas eran defensoras de esas libertades y derechos conculcados. Por eso no se hacia distingos ideológicos de las víctimas. Estas podían ser, y lo fueron, socialistas, comunistas, anarquistas, blancos, colorados, sindicalistas, e incluso conservadores de convicciones democráticas que se opusieron al golpe de estado, etc.

Todos ellos fueron perseguidos, - humillados, encarcelados, torturados, desaparecidos o asesinadas no por el hecho de ser padres, abuelos, herma nos, maridos, sino por su condición política y social, por sus prácticas políticas y sociales. Ignorar eso, minimizarlo es ayudar a que la dictadura triunfe, aun luego de haberse retirado. El mantener a los desaparecidos en la posibilidad de estar enterrados en predios militares, es mantener también otra esfera del triunfo de la dictadura, puesto que no sólo los asesinaron, sino que los han enterrado con los rituales de los verdugos y no de la manera que ellos y nosotros deseamos. Con los rituales en que son despedidos los compañeros de causa.

Cumplir a conciencia estos desafíos, harán sin duda, que la Memoria Histórica sea algo más que la búsqueda de un familiar desaparecido, el logro de una pensión para un ex-preso político, la publicación de un libro, la excavación arqueológica de una fosa común. El desafió de hoy, junto con otros, que en este terreno de saldar las heridas del pasado, están pendientes, será construir en su verdadera dimensión esa memoria.

LA CONCEPTUALIZACION DE LA MEMORIA HISTÓRICA

Cuando se expresa que un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla, no se alcanza a resumir adecuadamente el concepto de Memoria Histórica. Se debería agregar que un pueblo que no conoce cabalmente su historia no comprende realmente su presente. Dicho de otra forma, no es protagonista del desarrollo de una sociedad.

Esto es tan asó, que la dominación ideológico-cultural, la económica y la política, se funda en ello.

La ignorancia nos imposibilita de comprender los procesos históricos y ello tiene como resultado un profundo déficit democrático que se materializa en una sociedad despolitizada y poco participativa.

Una democracia asentada en el olvido es el escenario donde se construye una historia, en la que son otros los que escriben el guión.

Recuperar la Memoria Histórica, es una lucha socio-cultural que debe nacer del seno de la sociedad civil. Desde ella, se deben empezar a realizar esfuerzos para divulgar rigurosamente la historia de la lucha contra la dictadura, reivindicar a sus protagonistas, con el objeto de que se haga justicia. Al mismo tiempo, que se recuperan los referentes para luchar por los derechos humanos, la Libertad y la justicia social.

Hablar de justicia implica referirse al reconocimiento y la reparación de un daño causado a la sociedad, nunca revanchismo. Una de las principales armas de la política de dar vuelta la página, es descalificar el reclamo de justicia, adjudicándole el carácter de revanchismo. No9 es lo mismo la justicia y la verdad, que la revancha.

El terrorismo de Estado en Uruguay tuvo su “comisión de la verdad” con la publicación de los tomos de la Junta General de Comandantes en jefe de 1978. Los sectores democráticos no han tenido un verdadera posibilidad de llegar a conocer y divulgar la verdadera naturaleza y magnitud de la represión que se ejerció sobre los defensores de la legalidad democrática. Menos aún, de acceder a la justicia.

PARA FORTALECER LA DEMOCRACIA.

La recuperación de la Memoria Histórica no es una reivindicación privada, ni un gran negocio de venta de libros. Debe ser un instrumento para dar satisfacción a una sana necesidad social. Una forma de contribuir al cambio social. Una contribución efectiva en contra de la resignación.

Salvo algunas iniciativas excepcionales por parte del gobierno municipal de Montevideo, poco o nada se ha hecho en homenaje a las victimas del terrorismo de Estado de la dictadura uruguaya. A nivel central de las fuerzas de izquierda, tampoco se ha materializado en forma sistemática. A lo sumo, el asunto ha quedado marginado a cada una de las colectividades políticas que la conforman. Sin caer en un uso instrumental de la misma, se hace imprescindible aproximarnos al tema también desde una visión ideológica.

La Memoria Histórica debe servir para fortalecer la democracia, como elemento sustancial de la lucha contra la impunidad, como un arma insustituible para la vigencia de los derechos humanos y como elemento de cohesión ideológica de la sociedad.

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