miércoles, 30 de marzo de 2011

VICTOR LICANDRO: EL DESAFIO DE VENCER UNA AUSENCIA.

Pertenecemos a una generación en la que llega un momento, en que nuestra vida, amenaza a convertirse en una larga lista: la de los compañeros muertos, asesinados o desaparecidos.

Esas ausencias, por razones de los tiempos biológicos o la sinrazón del terrorismo de Estado, llegan a ser tantas que poco a poco nos invade la sensación de empezar a quedarnos solos en el mundo.

Entonces llega el momento en que es necesario reorientarnos, pero no siempre lo conseguimos a tiempo.

Apelamos a la memoria del pasado y a la imaginación del futuro, pero no es fácil.

Licandro era un “duro”. Un ser humano que no se doblegaba de sus convicciones más profundas y justicieras.

Alguien dijo, que nada alimenta más el olvido que las experiencias del horror que viven las sociedades. Porque todos callamos y muchos se esfuerzan en tratar de convencernos de que lo que hemos visto, lo que hemos hecho, lo que hemos aprendido de nosotros mismos y de los demás, es una ilusión.

Licandro, era un memorioso que batallaba contra el olvido. En esa tarea, para muchos, fue un ser incomodo y molesto.

A partir de su formación militar, entendió que las guerras no tienen memoria y que el imperialismo tiene un interés especial de que ellas en su esencia no sean comprendidas por los pueblos. Que desde los centros de poder se apuesta y se actúa para que no existan voces para contar lo que pasó en ellas. Entonces esperan el momento en que no se las reconozca y regresan, con otra cara y otro nombre a destruir lo que había sobrevivido.

Licandro era una de esas voces comprometidas y memoriosas.

Lo vamos a extrañar, pero mientras lo recordemos, seguirá vivo.



Raúl OLIVERA ALFARO

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