EL GESTO DE
GESTO.
Aprovechando la siesta veraniega, en
que se hunde el Uruguay a partir de las fiestas navideñas, el Juez de Sentencia Dr. Martín Gesto tuvo,
según el vocero de la Suprema Corte de Justicia Dr. Raúl Oxandabarat, un gesto “humanitario”
y resolvió que dos criminales seriales como José Nino Gavazzo y Ernesto Ramas
cumplan la sentencia en sus domicilios.
De esa manera, abandonan las
confortables y privilegiadas instalaciones del Hospital militar en el que se
encontraban desde largo tiempo atrás instalados.
El gesto, de Gesto, carece por supuesto de un elemento
esencial de todo acto de justicia, que también y esencialmente es un acto
humanitario para las víctimas, No es ecuánime, puesto que no está vinculado a
lo justo. Si la Justicia debe actuar y resolver los conflictos con equidad, razón y derecho, esta decisión en nada contribuye a que el ciudadano
sienta que esa institución representa el consenso social que determina qué es
bueno y qué no lo es.
El artículo 9º de
la ley 17.897 (de humanización del sistema carcelario) estableció en su momento,
que el juez podía disponer la prisión domiciliaria a mayores de 70 años. Pero
esa posibilidad no era aplicable cuando el reo cometió homicidio con
circunstancias agravantes o previstos en la ley 17.510 (estatuto de Roma) que establece, entre otros, los delitos de lesa humanidad. Es más, la norma establecía que a la hora de considerar
ese acto “humanitario”, debía considerarse, especialmente, las circunstancias
del delito cometido.
Entre otros, José Nino Gavazzo fue
condenado como autor responsable de veintiocho delitos de Homicidio muy
especialmente agravados, en reiteración real; procesado como coautor del
asesinato del maestro Julio Castro; y coautor penalmente responsables del delito
de homicidio muy especialmente agravado de María Claudia García de Gelman.
Por su parte Ernesto Ramas fue condenado como autor
responsable de veintiocho delitos de Homicidio muy especialmente agravados, en
reiteración real.
La lista de crímenes se agrandaría
exponencialmente, si los poderes del Estado de una u otra manera no siguieran
siendo omisos en cumplir su obligación de asegurar un proceso de justicia
eficaz y en tiempos razonables.
Los seres humanos estamos condenados a morir por razones
biológicas, otros murieron –como el maestro julio Castro -.por decisión de
gente como Gavazzo y Ramas. Puede pensarse, haciendo abstracción a casos
concretos, que someter a la persona mayor de 70 años a condiciones que, pueden indirectamente
acortarle la vida e imponerle una segunda pena que anticipa aquella que le ha reservado
el ciclo biológico, no es humano. Pero no nos encontramos frente a ninguna
abstracción. Gavazzo y Ramas le aplicaron injusta y cobardemente la pena a
María Esther, a Luz, a Tota y muchas otras, de agotar su ciclo biológico sin
saber qué pasó con sus hijos. Y seguirán con sus silencios y chicanas
condenando a otras María Esther, otras Luz, otras Totas.
Estos dos reos, que por razones de la sin razón aún detentan
el grado, y los privilegios de su rango militar, en el mismo momento en que
salían para sus domicilios, continuaban cometiendo el delito de desaparición.
Puede ser discutible jurídicamente, que a la hora de tipificar un delito, los jueces
procesen o condenen a desaparecedores como homicidas, ignorando que la víctima
continúa desaparecida. Lo que escapa a la razón – atributo para ser ecuánimes-,
es que quienes saben y no dicen, por ejemplo el destino cierto de los
desaparecidos, se beneficien de supuestos gestos “humanitarios”.
Finalmente, la decisión del Dr.Gesto, necesitó – además de
otras opiniones -, una del Ministerio Público y Fiscal. Sería interesante, que
esa institución que declara trabajar para que desde el Estado exista una
política de persecución criminal de los delitos de terrorismo de Estado,
también se haga cargo de estos gestos
que empezaron por sacar del Hospital militar a asesinos y torturadores y que hace
sospechar que por esa ecuanimidad tan especial, continúe con los reos de la
cárcel privilegiada de Domingo Arena.
Raúl Olivera Alfaro
Integrante de la secretaria de
DD.HH del PIT/CNT.
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