domingo, 17 de agosto de 2014

Palabras en acto dce homenaje a Hugo Cores- Fundación Vivían Trias-

         Antes que nada quiero agradecer a José Díaz, a la Fundación Vivían Trias, a Luis Vignolo , Roberto Saban, al PIT/CNT por recibirnos en nuestra casa, a Ivonne Trías y Universindo Rodríquez por haber registrado en un valiosos libro la trayectoria y la vida de Hugo Cores que nos a resultado un invalorable aporte.

         Nos pareció que era importante a partir de esta interesante iniciativa de la Fundación Vivían Trias que nos propone reflexionar sobre la actuación y el pensamiento de Hugo Cores, anotar que ella es posible realizarla desde múltiples líneas de análisis. Entre ellas hay dos que nos parecen de fundament importancia

         Una de ellas es la relación de la trayectoria de Hugo Cores y su tiempo. Es decir, las distintas etapas históricas en que trascurrió su vida en sus múltiples facetas de militante libertario, su evolución hacia el marxismo libertario, su condición original de militante estudiantil y posteriormente del movimiento sindical y la de su permanente organicidad en una vertiente política que confluyó en la formación y el desarrollo del Partido por la Victoria del Pueblo.

         En ese sentido, además de lo que desarrolló Sara y Constanza, quiero empezar recordando lo que Constanza escribió en el prologo del libro “Hugo Cores La memoria Combatiente” al respeto:Hugo Cores vivió esta parte de la historia, y reflexionó sobre ella en sus últimos escritos, así como desde su práctica política. Pero estas reflexiones están enmarcadas en un análisis más estructural y de más largo aliento sobre la sociedad uruguaya”.

         La otra línea de análisis, muy necesaria para el qué hacer de hoy, es transitar por algunos de los problemas y desafíos políticos a los que Cores le prestó especial atención.
        
         Cuando decimos que le prestó especial atención - en el caso de una personalidad como la de él-, debemos entender que sobre ellos reflexionó intelectualmente y qué también actuó. En torno a algunos de esos desafíos, han ocurrido en estos pocos años trascurridos desde su temprana muerte, algunas cosas importantes que son una suerte de prueba del nueve para su pensamiento.

         Una lectura de las resoluciones de todos los Congresos del Frente Amplio, de sus plataformas electorales y medidas de gobierno, es posible contactar que la importancia de los derechos humanos articulados sobre los desafíos democráticos y la identidad de la izquierda en torno a ellos, últimamente han tomado un papel preponderante y fuera de discución.

         Eso, salvo en los primeros años de la restauración democratica, era un trabajoso y muchas veces infructuoso esfuerzo.

         Mientras que la línea de análisis que desarrolló Sara (y también Constanza), es fundamental para entender y explicar el desarrollo y la evolución de su pensamiento, esta otra vertiente que intentaremos desarrollar nosotros, es importante para evaluar lo hecho por los dos gobiernos de la izquierda y tener una agenda de lo más rigurosa posible sobre los desafíos que quedaron pendientes.

         Es cierto, que realizar cualquiera de esas dos opciones en profundidad, supera las posibilidades de este conversatorio.
        
         Permítanme decirles que para nosotros, intentar rescatar las claves de su pensamiento y de  su acción política es en primera instancia sentir la profundidad de su ausencia. Lo dijimos ya en otras oportunidades que debimos referirnos a él, que esa reflexión no puede ser un inofensivo e incontaminado ejercicio puramente intelectual. Nace de nuestras perplejidades políticas, de nuestros transitorios desalientos y la necesidad de continuar luchando por las utopías.

Cores al inicio de su libro El 68 uruguayo, trascribe de Prosper Olivier Lissagarat el autor de la “Historia de la Comuna de Paris” esta reflexión.
“Quién entrega al pueblo falsas leyendas revolucionarias, quién lo entretiene con historias melodiosas, es tan criminal como el geógrafo que levantara mapas mendaces para los navegantes”.
         En el libro sobre el 68 uruguayo, Cores analiza los cambios producidos en el Uruguay en el gobierno semi-dictatorial de Pacheco, expresando que esos cambios “constituían un corte profundo en la historia del Estado y de la sociedad uruguaya” que “marcaban definitivamente en fin de una época caracterizada por determinados equilibrios y contradicciones”.
         Es sobre ese corte profundo, desde donde Hugo construyó una línea de acción y reflexión política con algunas características que importa destacar. Cores reflexiona sobre esa encrucijada de los años 60, aclarando que como todo acontecimiento histórico aquel era irrepetible en su contingencia y en su singularidad, pero que sin embargo la acción que en ellas desarrollaron los distintos protagonistas, debian ser valorados en sus aciertos y errores, porque, atrás de ellos existían puntos de referencia teóricos, de concepción política, que era interesante examinar.

En razón de eso que aconsejaba Cores, el preguntarnos hoy ¿qué pensaría él? ,¿Cuál sería su acción política en los desafíos actuales?, puede ser un ejercicio interesante si tenemos en cuenta esa reflexión de alguien que no era solamente un intelectual orgánico, sino también un hombre de acción. Él, los caminos que señalaba, los recorría estando en la primera línea de acción. Por eso el desafío para quienes pretendemos desarrollar una acción de política transformadora de la realidad, es tener en cuenta las herramientas teóricas que nos dejó y con ellas pensar y resolver desde su contingencia y su singularidad, las dilemas actuales.

Para el pensamiento siempre provocador de Cores, la izquierda había empobrece su pensamiento al caer muchas veces en la tentación fácil que le ofrecen ciertos moldes teóricos intocables, fuera de todo cuestionamiento. Esas prácticas, sostenía, conducen indefectiblemente a que cuando la realidad no entra en ellos, en vez de cuestionar esas estructuras de pensamiento, se imagine la realidad política que más le conviene a esos moldes teóricos.

         Cores además de ser un hombre de partido y de un partido que había pagado muy caro algunos de sus errores, sentía la imperiosa necesidad de captar la individualidad de cada uno de los desafíos.
         Hablar de Cores, es entonces rescatar esa preocupación y ese accionar en el marco de una herramienta política, el partido que él contribuyo a fundar y darle continuidad.
A riesgo de ser esquemáticos pero con la intención de no hacer muy extensa nuestra intervención nos referiremos a algunos hechos y los miremos a partir de su pensamiento, de sus preocupaciones políticas.
        
En ese marco se planteaba constantemente la pregunta sobre cuáles eran los objetivos que tenía la izquierda, tanto en su lucha contra la dictadura, a partir de su derrota y de la conquista del gobierno. En torno a esas preocupaciones estuvo siempre presente la importancia que debía jugar la lucha por los derechos humanos y contra la impunidad.

Desarrollo una intensa actividad en ese sentido, muchas veces contra otros pensamientos y otras prioridades dominantes en la izquierda.
        
Ese aspecto no menor en la trayectoria de Cores y en el aporte conceptual sobre el tema es interesante de profundizar. Para ello en algún momento habrá que  detenerse en el desarrollo, la trayectoria, el perfil histórico que este tema adquirió para el PVP y para las distintos vertientes  de la izquierda uruguaya. Los debates del Congreso Alfredo Zitarrosa, son una muestra de ese problema.

         En una entrevista que le realizaron en el 2006, Hugo relata su llegada a Francia, su denuncia ante el Tribunal Russel en enero de 1976: Allí consigan un aspecto importante y que tiene que ver con ese aspecto a los que él contribuyo. Él consigna que en aquellos momentos La tortura era la principal preocupación que tenían, no se había aún tomado conciencia de que se estaba empezando a emplear la desaparición sistemática de personas. Relata que a partir de una estrecha relación con juristas franceses, italianos, holandeses, belgas y españoles,que tenían que ver con la movida democrática en España, se fue configurando algo que para él fue muy importante, una estrecha relación  con esa gente que sabía de los fundamentos humanistas, ideológicos y jurídicos de la lucha contra el terrorismo de Estado. Cores pone el acento en dos de ellos especialmente, en Lois Joinet un magistrado y Presidente  de la asociación de magistrados de Francia y Jean Luis Weill un abogado de los sindicatos franceses. En ese testimonio dice que esos juristas y especialmente esos dos, fueron los que le ayudaron a él y al PVP a entender  lo que eran los terrorismos de Estado, cómo operaban, etc. Dice que esa relación les había permitido empezar un ciclo de denuncias de denuncias que contribuyó a el aislamiento de la dictadura, al mismo momento que se iban familiarizando acerca de cómo compatibilizar lo que era entonces sus visiones socialistas, libertarias y marxistas con una formulación humanitaria que era una línea de pensamiento de otra , que era otra vertiente de pensamiento. Esa parte del pensamiento que aprendieron en Europa, de Joinet y de Weill venía de un pensamiento de izquierda. Esos juristas no eran, dice Cores, abogados que vinieran de la ideología, del pensamiento burgués, no era un humanismo burgués, era otro humanismo que tenía una raíz libertaria y sindical. Era un pensamiento que tenía mucho que ver con el sindicalismo combativo francés de aquellos años. Eso, sostenía Cores, les había permitido ir elaborando  un discurso que fue desarrollándose después, logrando una coherencia mayor.

         Denunciar todo lo que implicaba el terrorismo de Estado en el Uruguay, que con las primeras denuncias de Enrique Rodríguez Larreta y Washington Pérez, se desnudó como la dictadura había puesto todos los mecanismos del Estado para cometer el secuestro de decenas de integrantes del PVP, y vincularlo a ese desarrollo de aquel pensamiento, contribuyo sin duda a ir aislado a la dictadura y construir un pensamiento, una línea de razonamiento que desde posiciones de izquierda vincula la lucha por los derechos humanos con los desafíos de la lucha democrática. Esa batalla de ideas, hoy ha ido avanzando, pero con dificultades en el terreno político y en el terreno judicial.
         Muchos aspectos de aquella operación criminal del estado terrorista, aun esperan justicia, porqué aún cuesta aceptar por muchos de los que imparten justicia que esa concepción jurídica, ética y política de los derechos humanos se ha internalizado en el mundo.
Se sigue ignorando que en aquellos hechos criminales estaba la marina, el ejército, la aviación, los funcionarios de los aeropuertos, la justicia militar y los servicios de prensa movilizados para darle cobertura a los secuestros, las desapariciones, los traslados clandestino y la tortura.

         Permítanme recordar algo importante para nosotros y seguramente para muchos de los aquí presentes que no podemos omitir al hablar de Hugo Cores. Dentro de dos días, el 26 de julio, se cumplen 39 años de la fundación de la organización política a la que Hugo entrego sus mejores esfuerzos. En aquel 26 de julio de 1975 culminaba un esfuerzo político importante de un grupo de gente, que lejos del país, de sus familias, con decenas de sus compañeros en las cárceles de la dictadura. Se trataba de un esfuerzo pensando para derrotar a una dictadura.
         De ese grupo de entrañables compañeros, Hugo decía que era un grupo humano que tenía influencias ideológicas matizadas y solidaridad personal, incorporándole al juicio político un aspecto que nunca debemos olvidar: eran personas, seres humanos con valores.

         Esa dimensión de lo humano estaba muy presente en el pensamiento de Hugo. Lo estuvo cuando se refería a la influencia determinante que a fines de los años 50 les produjo a él, a Gerardo y otros compañeros la revolución cubana y la presencia en Uruguay de Fidel Castro. Cuando cuenta el acto en la Explanada donde escucharon por primera vez a Fidel, dice que sintieron un impacto profundo, que había sido un acontecimiento impactante desde el punto de vista emocional, y renglón seguido, de la reflexión desde los sentimientos, la la reflexión política cuando dice que en la revolución cubana había una visión distinta a la embotellada por la Union Soviética y que valía la pena seguir pensando sobre eso. En ese  marxismo de la primera etapa de la revolución cubana vimos un marxismo distinto al stalinismo y al pasteurizado de la socialdemocracia europea.

Aun cuando intenta explicar las razones por las que en las condiciones extremas que se vivían en la Argentina, la inmensa mayoría del PVP permaneció en la Argentina hasta su exterminio, Hugo incorporaba el factor humano de esa decisión: Dice que quienes siguieron allí, estaban animados por el impulso emocional  de los compañeros torturados y asesinados y que en ese contexto la carga emocional era muy fuerte y la perentoriedad era actuar, continuar la lucha desde allí.

         Recordar hoy esa fecha, implica para nosotros siempre recordar a los compañeros que no están porque la patota criminal de la dictadura, creyó que eliminando su presencia física tan cargada de significados, instalaba en aquellos momentos y los del futuro, el miedo y la derrota.

         Sin embargo están presentes con ese ejemplo de vida y de muerte, tan necesario tener en cuenta en estas épocas, a veces, poco propicias para abordar en su justo término el pesado pasado de nuestra historia.

         Evocar a los compañeros que cayeron en ese compromiso que no tuvo más límites que su entrega total, era para Hugo una obligación que siempre le causaba un hondo y profundo dolor. Y porque no tuvo límites, Hugo siempre los tenía presente. Presentes en la renovación del compromiso que siempre mantuvo en cada una de los desafíos que debió enfrentar en su luchan por un mundo nuevo,

         Este modesto pero importante acto de juntarnos para reflexionar o recordar juntos, o simplemente para sentirnos juntos a la figura de Hugo Cores, debe ser un acto de comunión que siempre es imprescindible establecer con nuestra mejor historia.

         El hablar, el poder mirarnos a la cara, el no renunciar, el mantener la mira en alto y el soñar con la utopía, siempre fue para Hugo y debe ser para nosotros el más íntimo y sentido homenaje que podemos brindarle a él y a todos los compañeros- que nos precedieron y nos dejaron una bandera bajo la cual ondear nuestras esperanzas.

         Hugo perdió muchas batallas, la de la asamblea constituyente y la ruptura democrática de la salida de la dictadura, la de la oposición al Pacto del Club Naval y otras.

         Pero también gano otras muy importantes, entre ellas contribuyó a que la operación  para que no se revisara el pasado fracasa.

         Desde la organización política de la que fue durante muchos años, hasta su temprana muerte, su secretario general, quiso seguir mirando el pasado, porque quería ver el presente y poder pensar el futuro de victoria.

         Esas son aún hoy las dimensiones de sus luchas y su pensamiento. Esas son las banderas que siguió levantando con dignidad y con argumentos, aún en periodos- a veces más largos que los deseados y recomendados para la salud democrática  en el Uruguay.


         Siempre, cual profunda e incontenible corriente subterránea, el ejemplo de Hugo será uno de los modestos cauces por donde irrumpirá e inundara a la sociedad los anhelos más profundos de justicia.

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